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Crítica ‘Alcalá Norte’ [Alcalá Norte]

Alcala Norte - Alcala Norte - FrontalLlegar y tocar el cielo. Alcalá Norte han irrumpido en la escena con la incertidumbre propia del siglo XXI, pero nada más su ópera prima (homónima) tocó tierra firme, el grupo se catapultó hasta el infinito y más allá.

Para vagos y maleantes: dale al play y escucha la audiocrítica.

El inicio de álbum reúne en sus primeros veinticinco segundos un espíritu onírico ilusionante y vaporoso. Es como abrir una ventana para que te azote la brisa. Con todos los instrumentos en marcha, un dinamismo alegre inunda la escena. Finalmente, el verso de Rivas sentencia con firmeza una letra donde, contra todo pronóstico, se respira lucha de clases. La coctelera se permite todo tipo de líquidos: líderes del Imperio Romano, referencias religiosas y mucha pobreza. La sangre del pobre es una puerta de entrada que además fija los parámetros de Alcalá Norte.

A Los chavales no se le puede negar su intención de baile, -aunque sea comedido, con tintes góticos- y la propuesta de riffs, todos finos, intensos y sutiles. También encontramos una comunión de referencias geográficas e ideológicas, con el catalán y el francés por un lado y La Marsellesa por el otro. Pero no todos son elementos detectables en la superficie, porque el puñal entra profundo con Lacan y el deseo, y con Shakespeare y Hamlet. Y ello para enarbolar un discurso de caos que hace manitas con la esfera antisistema y la rebelión.

Alcala-Norte-banda

Alcalá Norte banda // FOTO: Alcalá Norte

En la tercera pista, 420N, se despliega todo el pop que Alcalá Norte lleva dentro. En dicha empresa, atisbamos cierta frialdad buscada en la interpretación y mucho sintetizador. También llama la atención la lírica. Resulta una lluvia de ideas más o menos inconexas de una tarde inspirada. Sobre hacer BHO -un tipo de hachís-, cocinar pasta y dinero. Solo para hermenéuticos.

Después de pasar por tres canciones en que las referencias extrañas caen como bombas de racimo en un patio de colegio privado, Supermán parece algo más terrenal. Musicalmente apuesta por un rock guitarrero y una puesta en escena energética. Aún así, no sobran las pinturas entre lo mundano y lo alegórico: «».

El sonido de Westminster suena a sacrificio en una nave abandonada de Berlín. Sintetizador y frecuencias bajas nos encierran en la mente de Calvino y su lucha por saber el decreto de Dios: la vida eterna o la muerte. Una pista que rompe con la línea marcada hasta entonces por el disco, pero que muestra las opciones una banda sin límites.

Alcala Norte logo

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La vida cañón otrora fue la carta de presentación de Alcalá Norte. Suena fresca, ligera, sencilla y, aún así, se le perciben múltiples capas a las que aferrarse; especialmente esa vida de ensueño casposa y cañí extraída de una publicación de 1935, Mundo Gráfico. A la descripción le sigue una elipsis eterna hasta 2022, en que se emitió el reality de Georgina (la opción resultó casi casual). Del mismo modo, uno se puede reflejar en la vida de pobre y la vida aspiracional, así como en un entorno poco propicio para el éxito. Es la Estiu de Zoo de esta década. Les perseguirá siempre, morirán con ella. El giro final vendrá cuando los integrantes de la formación tengan que definir cómo es su vida cañón.

La séptima pista, El rey de los judíos (un cosquilleo), es una adaptación de Cosquilleo, de La Paloma. Mismo estilo de Lucas y misma métrica original. A partir de ahí, tiran del Evangelio de San Juan para darle otra esencia, con la que Jesucristo vive su vía crucis. Pista de autor, para consumo propio del grupo debido al ejercicio músico-literario. Valle agradable que acabará perdiéndose con el tiempo, pero a día de hoy otra muestra de que Alcalá Norte le da a todos los palos sin importar la materia prima.

Junto con 420N, No llores, dr. G. supura pop durante sus tres minutos. Brit pop. La octava composición fácilmente se ganará a favor del público por su lírica humana y su estribillo cálido. Paradójicamente, tiene como protagonista al ministro de Propaganda del Tercer Reich, Joseph Goebbels. Debido a la infancia traumática, que hipotéticamente lo llevaría a ser lo que fue, desarrolló una personalidad llena de complejos. Alcalá Norte lo pone ante el espejo para que se enfrente a su crisis. El grupo no pierde la oportunidad de despreciar su trayectoria intelectual.

Alcalá-NorteLa calle Elfo se encuentra entre esas pistas que guardar en la memoria, que poco a poco se va ganando adeptos con su recorrido tenue y su solo luminoso. E igual de luminoso es la fauna que la puebla: fieras, inquietos e incluso los mismísimos dioses. Afán de lo propio, afán de proximidad, afán de barrio. Texto salpicado de identidad de clase economía, familiar y humanidad.

La banda recupera Langermarck en cuanto que capítulo de la primera Guerra Mundial y en cuanto que se hizo palpable la capacidad del hombre para llevar a cabo matanzas masivas. De ahí el «mundo nuevo». La base instrumental se hace fuerte bajo la etiqueta directa del post-punk. Sirve como alegato antibelicista y como alegoría de un mundo nuevo (el presente) destrozado por los avances científicos mal aplicados. Coro y voz matizada.

El último tirabuzón es un rock electrónico de tintes arabescos, con la colaboración Adrián Bremner de VVV [Trippin’You]. El guerrero marroquí (balaka norte mix) se iza como una rave que hermana a los madrileños con bandas como La Élite o Mikrat. Aborda la idiosincrasia de nuestros vecinos del sur.

Alcalá Norte me remite a una reinterpretación de la popular frase que nunca publicó The New York Times sobre Lola Flores: «Ni canta ni baila, pero no se la pierdan». Quizá no entiendas nada de lo que representa la madeja del texto, pero no te los pierdas. La experiencia de este primer disco es un reto para el oyente.

A simple vista, acceder al núcleo del álbum puede parecer enfrentarse a una pared de ladrillos, un escollo infranqueable por la infinita cantidad de referencias, pero así es la composición moderna, y la escucha detenida llega con pingües recompensas. Porque las dos o tres anclas que se permite la lírica (religión, la conciencia de clase y la defensa de lo propio) son suficiente para levantar un hogar.

Muchos lanzarán listas y listas de referencias que asociar a Alcalá Norte (Joy Division, The Cure o Parálisis Permanente), básicamente en lo concerniente al estilo, pero desde este lado de la orilla se puede ver al Extremoduro de los 90: gente con ideas nuevas, cosmogonía propia y mucho camino por recorrer.

Alcalá Norte (2024)

1) La sangre del pobre 2) Los chavales 3) 420N 4) Supermán 5) Westminster 6) La vida cañón 7) El rey de los judíos (un cosquilleo) 8) No llores dr. G 9) La calle Elfo 10) Langermarck 11) El guerrero marroquí (bakala note mix)

SABICIO

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Esta entrada fue publicada en 06/06/2024 por en Música, Reseña/Crítica y etiquetada con , .

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