Crítica ‘Al otro lado’ [Rotura]

Cuatro años, ocho canciones nuevas de Rotura. Al otro lado ha sido grabado por Xavi Escribano en EM Estudi, y mezclado y masterizado en Hortaleza punk por Txutxi Como Txurros Grabaciones. Vale cada segundo.

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El disco empieza con Al otro lado, con un riff punzante y directo. El verso, por su parte, tiene un deje pausado pero fluido. Silvia recuerda a Ariadna de Los Punsetes en su registro invernal. La pista carga contra el discurso de confrontación vacuo, de negación por sistema. El título ya da la clave de la canción, al presentar bandos, una postura maniquea entre un ellos y un nosotros.

Te escapas sigue los mismos patrones instrumentales de Al otro lado, con unos riffs que te atan y una rítmica con gravedad. Silvia resulta un poco más aguerrida por la vertiginosidad de un verso corto. Gracias a ello, el estribillo rebasa con firmeza. Parte de esa fuerza viene de un verso con actitud de imperativo: «Te preparas, te defiendes, te escapas». Encontramos una escena de enfrentamiento contra las fuerzas del Estado, y esta a su vez esconde una lucha ecologista. Es decir, la letra se destapa como las capas de una cebolla.

Ese mismo espíritu ecologista se puede ver en El aire que nos quema. Se esboza una especie de Mad Max por lo que respecta a su discurso árido y circundante al combustible. En ella disfrutamos de un estribillo con mucho nervio, en el que el coro consigue elevar el fragmento. Los instrumentos mantienen la vitalidad, pero el estribillo barre con todo.

Toni, Silvia y Alejo // FOTO: Rotura

La cuarta pista, En el tiempo, vuelve a recuperar la actitud lánguida del post-punk. Alejo construye un acompañamiento difuso con la distorsión, incluso en el puente, donde la guitarra se afila. Se mantiene cierta gelidez musical. El discurso, la coherencia y el cambio dan forma a una letra frugal.

En el marco de esa mirada atribulada que tiene Rotura, el inicio de Nadie escucha parece arrojar algo de luz. Sin embargo, las guitarras se endurecen para albergar un relato de ciudad gris y caótica, una urbe-tumba donde la comunicación es una entelequia y la noche es un opiáceo fortuito. Nos habla de la ciudad moderna en la superficie, pero de la comunidad en la profundidad.

El punk y unos arañazos góticos sirven para introducir una pintura de migración y esclavitud. Y sobre todo feminista. Túnel de plástico no llega a los dos minutos, pero su recorrido es vertical, y la colaboración de Clara de Pols le da mucho vuelo. La invitada mete aire a paladas y rompe cierta tónica regular de Rotura. No hubiese pasado nada de haber doblado su duración a cambio de una alternancia veloz de cantantes. De esas canciones que no quieres que acaben, a las que le reclamas alargar la cola.

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Resulta llamativo que entre directamente con el estribillo. Así, lo primero que vemos es ese «túnel de plástico» de sufrimiento, el ardor del material y la agonía de un espacio acotado.

Si a Túnel de plástico le sumas Jamás podrán, sellamos los momentos cumbre de Al otro lado. En este caso, el grueso de las guitarras y el coro agigantan la canción. Las voces se oyen muy bien empastadas. La entrada de Niso -también de Pols- delinea un verso raído, y hacia el final, escalado (desde el horizonte) con Silvia, contagia un plus de rabia. Aquí Rotura reflejan la rutina y consecuencias carcelarias, desde lo físico -el patio y los cacheos- a lo psicológico -la incertidumbre y la libertad-. Aun así, le sobrevive el mensaje de resistencia.

El cierre, Incorrigiéndonos, lejos de impugnar la idiosincrasia, se decanta por la construcción y deconstrucción del individuo. De soslayo, coexisten Rosendo («maneras de vivir») y Machado (un trasunto de «se hace camino al andar»). Quizá la pista donde Silvia mejor se desprende del corsé que activa Al otro lado.

La experiencia de Al otro lado es algo parecido al síndrome de la rana hervida. Tú accedes por la puerta de la primera canción y da igual lo frío que hayas entrado, porque cuando llegas a la tercera pista has pasado por alto que ya sientes calor. Las melodías hieren, y la postura taciturna de Rotura aflige.

El disco va de menos a más. Primero el camino de baldosas, para luego bordear el desfiladero, el mismo que dibujan sus letras acerca del margen. Asimismo, las colaboraciones, aunque endogámicas [;)], están muy bien implementadas, porque añaden vértigo.

Poco más de quince minutos que se devoran.

Al otro lado (2024)

1) Al otro lado 2) Te escapas 3) El aire que nos quema 4) En el tiempo 5) Nadie escucha 6) Túnel de plástico 7) Jamás podrán 8) Incorrigiéndonos

SABICIO

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