Crítica ‘Asesinos’ [Manifa]

Veinte años y siete discos. El tiempo pasa para Manifa, pero se muestran incombustibles con el proyecto. La nueva obra recibe el nombre de Asesinos, y fue grabada y masterizada en los Chromaticity Studios por Pedro J. Monge y Tano. Muy payasos, pero saben hacia dónde se dirigen.

La intro, Sic semper tyrannis (intro), es un clip marca de la casa. Harto (el payaso creado por Manifa) hace de narrador y explica cómo los bufones siempre han estado ahí, y de hecho han formado la resistencia a lo largo de la historia. Igual que hicieron por que cayera el poder, tras lo cual se apropiaron de habilidades ajenas, harán lo mismo con el rock. Por un lado, Asesinos entra desde la ficción. El grupo busca un relato que respalde tanto el disco como la gira, y que dé lugar a un atrezzo. Por el otro, ponen de relieve la gran mentira del rock and roll.

Lo primero que llama la atención de Asesinos es la instrumentación. Esa batería suena a recién desempaquetada. También la cadencia es seña de identidad del corte, en especial si lo ponemos frente a frente con otras canciones de la banda con mayor voladura, pero todavía lo es más ese doble bombo en modo percutor.

Es un paso importante en el proyecto, otro recurso de Manifa. En cuanto al contenido, desde hace tiempo la banda exprime lo del circo y lo del enemigo en las filas propias. Aquí se tira del hilo.

El Marpe, Josu, Mena, Gorka y Asier (se supone) // FOTO: Manifa

Cristales rotos funcionó, y Siempre nos quedará París guarda muchos paralelismos, tal vez demasiados. La melodía, la temática y hasta los detalles (esas calles ardiendo) la hacen hermana pequeña de aquella. Sin embargo, las comparaciones son odiosas, y si tienes una primera impecable, la empresa se vuelve casi imposible. Aun así, gustará por contagio. Podemos encontrar matices aprovechables: la palanca romántica o esa comunidad de trinchera.

La cuarta pista, Con el gulag se vivía mejor, baja un poco la revoluciones y recupera la chanza a toda costa, que tan bien practica Manifa y que tanto rédito les está dando. La estrofa tiene una función expositiva de zasca, mientras que en estribillo intenta ser lo más aprehensible posible, siendo muy melódico. Ayuda mucho el coro, que siempre invita a cantar, y cuenta con voces infantiles, lo que no deja de ser otro juego musical. Desde luego, el estribillo tiene muchísimo peso, pero no conviene dejar pasar las estrofas, porque son las encargadas de desmontar los relatos de la derecha y aportar la chicha.

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Rebelión destaca por las texturas de las guitarras, que en ocasiones hacen alarde de distorsión y a veces se marcan un riff sentido, como en el puente. La letra resulta más sencilla: pide rebelión. Sí sorprende que se mezcle el camino con la meta: «Los que estamos bien despiertos soñamos con una rebelión». ¿Por qué no soñar con aquello a lo que llevaría la rebelión? ¿Es ésta un fin en sí mismo?

Al escuchar Quién salvará el proletariado entendemos la clara intención de Manifa de autorreferenciarse. En este caso, nos viene a la mente Dios salve al Viña. Pero, a su vez, la letra tiene las formas de A las mariscadas en cuanto a que se ha generado una corriente de opinión banal e inofensiva que desactiva al obrero. Lo envuelven un estribillo pujante y unas guitarras con mucha presencia.

No más heavys calvos vuelve al sarcasmo, rozando la crueldad. Manifa, como siempre, apunta a las señas de identidad para echar por tierra cualquier colectivo, aquí con las herramientas de los propios heavys (estilo El Reno Renardo). Dando donde más duele.

La octava pista, El alzamiento de las pantallas, convence más por su idea moderna (sorprendentemente, todavía le cuesta calar a lo de las pantallas como en nuevo maligno) que por su recorrido. La dureza del fraseo hace destacar su lírica, pero a la vez la elimina de entre los favoritos de Asesinos.

Las imperfecciones de El alzamiento de las pantallas se liman en Eskorbuto. La enfermedad rápido se destapa como un homenaje a la banda vasca. Aquí la potencia toma forma y la intención veloz pero certera llega a muy buen puerto. La canción está llena de orgullo, el estribillo es carne de directo y, si en concierto se le mete un punto más de caña, puede dejar grandes pogos. Mención especial a dos factores: por un lado, el coro pirata a poco de acabar; por el otro, la medalla que esta canción representa para Eskorbuto, pues Manifa intenta por todos los medios derribar mitos, y ellos se salvan de la quema.

Si juntas a Joaquín Prat, la cena de Navidad y la Unión Soviética tienes Lo que necesitas amor. Cualquier anacoreta punk, marginal de sofá o aquel con dos dedos de frente adorará esta canción, porque pone en boca de Mena sus pensamientos. Es alucinante la capacidad del grupo para dar forma de show a una realidad casi cruel. En este aspecto, Evaristo Páramos está presente. Parece una canción de amor, pero el interior del bombón es de puro odio.

Cierra el álbum El último bufón, un tema publicado con motivo de los veinte años de la banda. El paso del tiempo, la música, la resistencia, la derrota, la revolución que no llega, la ironía y sobre todo el insigne bufón, todos en ella.

Siempre que llega un disco de Manifa se presentan las clásicas dudas de las bandas que apuestan por la comicidad. ¿Se habrá agotado la fórmula? Aquí no pasa. Los de Bilbao parecen estar lejos de ese punto. Es más, cada uno de sus discos es un ladrillo para una pared bien sólida.

El quinteto enhebra la sátira con la aguja de la acidez punk, de tal modo uno relativiza el ejercicio dadaísta y se aferra a un discurso tan inconformista como gris.

Asimismo, y bastante relevante, se percibe un todo en el marco de la carrera musical. Uno analiza Asesinos y es capaz de separar el grano de la paja, extraer aquellos motivos que configuran el discurso de la banda. El último bufón los recogería, cumpliendo así su función celebrativa.

Asesinos (2023)

1) Sic semper tyrannis (intro) 2) Asesinos 3) Siempre nos quedará París 4) Con el gulag se vivía mejor 5) Rebelión 6) Quién salvará el proletariado 7) No mas heavys calvos 8) El alzamiento de las pantallas 9) Eskorbuto 10) Lo que necesitas es amor 11) El último bufón

SABICIO

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