Crítica ‘Bailar a la muerte’ [Transmisión N]

Tercer disco de Transmisión N de la etapa estatal. Bailando a la muerte, grabado y producido en Anhell Studio por Angél Muñoz, podría suponer la cima de la banda. Canciones de conjunto para la militancia del punk rock.

Atrapados, el primer corte Transmisión N, le da la vuelta a la idea de la incertidumbre, tan en boga en la actualidad. El grupo la aplica a la ideología, al camino que hay que recorrer. La letra pone en juego el pasado y la edad de madurez. La textura de Marky es rígida, aunque aspira a otra más melódica en el estribillo. Destaca sobremanera el solista, con un fragmento bastante inspirado entre el entramado de punk rock.

Bailando a la muerte le da nombre al álbum. Gasta elementos del street punk -por ejemplo, la lucha en cuanto que forma de vida- y propone el acto de creación como forma de salvación, una opción romántica muy propia del rock urbano. El resultado es un verso sucio, que da la voz de Willy, con mucho encanto nostálgico, en una pista en donde la formación muestra su posición como proyecto contracultural. Por otra parte, las guitarras alternan entre la distorsión y la limpieza, y se cargan de riffs punzantes.

La melodía se acelera bastante con la entrada de El paciente. Aun así, el fraseo de la estrofa rasca, resulta algo áspero. En contraposición, suma importancia el coro. Es atractivo, tanto que se echa en falta más presencia, más texto de su lado. El final llama la atención por la cadencia lenta, en manos de la batería: justo en las antípodas del inicio.

Willy, Marky, Jesús e Iván // FOTO: Transmisión N

En Lluvias de mayo, y siguiendo con la mezcolanza de registros, Transmisión N baraja las cartas del Oi! y del rock. Los coros caerían del lado del punk, mientras que las líneas de guitarras y el registro del vocalista vencerían del costado urbano. El verso tiraría de metáfora con pinturas clásicas e incluso con énfasis en el pathos. En esta línea, lo más interesante es el acento en el hogar y la infancia como lugar seguro al que regresar.

El quinto corte, Los hijos de la virgen sin piedad, mete en la mezcladora los elementos líricos más importantes de los casi trece minutos escuchados: la carga del fracaso frente a unas circunstancias adversas, la educación o herencia recibida, la identidad colectiva, el encierro (aquí una cárcel) y -muy relevante- el uso de palabras como «virgen» o «piedad», que -unidos al infierno, la muerte y directamente la portada- nos acercarían a una temática bastante ligada a lo religioso. Estamos ante una de las mejores canciones del álbum. Pese al medio tiempo, es la que mejor configura una atmósfera, y deja un gran sabor de boca. Cocida a fuego lento.

Los santos refrenda la teoría religiosa (la muerte, el rezar, santos…). Y también demostraría el buen hacer del grupo para manejar trayectos reposados a partir de los coros. La pista se encarga de mantener el disco en un estado de melancolía interesante, aquí a través de un relato de amistad, bar y derrota.

Clic para acceder al Instagram del grupo

A medio disco, Fuiste Madrid sigue explotando la idea de las raíces, en este caso geográficas. Madrid, cal y arena, escenario de luchas y tumbas, se presenta como un enclave de contrarios. Como muchos grupos de la capital, Transmisión N no se priva de homenajes a Leño y Sabina, con versos de cada uno que muestran esa ciudad hostil de circunstancias. Texto que nace de la experiencia vivida. Buen tema que hará salivar a los lugareños.

Tras un tridente de canciones de poso opulento, la banda vuelve al hardcore de estrofa adusta y estribillo agradecido. Ya! y Baladas a la soledad sufren las consecuencias de ser las pistas que recogen el éxito de los mejores momentos de Bailando a la muerte. En los dos casos se nos propone un estilo rápido de batería seca y verso enjugado a lo Bocanada.

Ahora bien, difieren en el contenido. La primera tiene temática de crecimiento personal: se aprende de los errores; la segunda luce un carácter romántico de sufrimiento, amor y sexo.

El fuego arde dentro y su original en italiano, Il fuoco non si e spento, van de la mano. Original de Bull Brigade. El elemento principal de ambas es el piano. Toma el rol que en otras canciones adquieren la voz y el solista, crear atmósfera. La pista, acústica, recupera la esencia antifascista de Fuiste Madrid. Tiene un punto redundante, pero el formato -tan diferente- le daría una razón de ser. La armonía entre instrumento principal y la voz es estupenda, y hasta original dada la voz grave de Marky. Igual de bueno es el respaldo de violín en los momentos más dramáticos.

El líder de la banda pasó los primeros años de la banda (por aquel entonces The Night Transmision) en Turín, por lo que sería un guiño de nuevo al pasado, y tal vez una mirada nostálgica a un momento de felicidad.

Lo mejor de Bailando a la muerte es la transparencia de sus canciones. Y además sin recurrir a temáticas manidas o al panfleto. Ya desde el Beso de la muerte (anónimo, 1930) en la portada activan el resorte que hace mover gran parte de la obra. De ahí van al ser humano y su crisis existencial, de lo que se desprende la crítica social y la seguridad en la etapa de la infancia.

Puestos a echar la vista atrás, como hace la propia banda, este hermano mayor le saca un par o tres de cabezas a El odio me alimenta, sobre todo en lo referente a recursos técnicos y capacidades vocales. Por lo que respecta a Día a día, pierde a Aris [;)], pero gana fluidez y crece de forma notable en discurso. Las canciones que en aquel se desmarcaban hacia el hedonismo, aquí militan, alargan la línea argumental.

No hay duda, Bailando a la muerte se postula como el mejor disco de Transmisión N.

Bailando a la muerte (2023)

1) Atrapados 2) Bailando a la muerte 3) El paciente 4) Lluvias de mayo 5) Los hijos de la virgen sin piedad 6) Los santos 7) Fuiste Madrid 8) Ya! 9) Baladas a la soledad 10) El fuego arde dentro 11) Il fuoco non si e spento

SABICIO

Si te ha gustado, puedes seguirnos en: